Jeremy Miranda, a por todas: mantener la plaza EBA y «luchar por todo lo que podamos conseguir».

Hace más de 15 años los caminos de Jeremy Miranda y el Club Baloncesto Santa Cruz se cruzaron, y hoy no podemos hablar de uno sin el otro.

“El C.B. Santa Cruz a mí me ha cambiado la vida. Entré siendo un niño y, tantos años después, aquí sigo”, dice. Ha evolucionado en lo personal pero también en lo deportivo. Eso lo llevó a militar los dos últimos años en el C.B. Conejeros (Lanzarote) y en el Escuela Deportiva Guadalupe (Badajoz), ambos en Liga EBA. Y a su vuelta a nuestro club, esto lo ha convertido en uno de los veteranos del equipo en la categoría esta temporada a pesar de sus 23 años.

Viene de ganar el primer partido de competición oficial. ¿Cómo se siente? Es quizás una pregunta con una respuesta obvia, pero afirma que “el ánimo ahora mismo es muy bueno. Después de ganar siempre hay un momento de euforia especial y pienso que eso nos puede dar una inyección de moral de cara al próximo partido”. Eso sí, sin perder la perspectiva ni la prudencia.

Jeremy ha pasado por todas las categorías en el club hasta llegar a EBA, una liga marcada principalmente por la preparación física del equipo, con unas metas más “profesionales” y con la necesidad de crear un grupo humano cohesionado. Afortunadamente, en el caso del Inmobiliaria Gálvez Santa Cruz “nos compenetramos muy bien a pesar de ser un conjunto bastante heterogéneo. Tenemos una mezcla de jugadores que debutan en la categoría con otros que tienen mucha experiencia y, aunque a veces ese anclaje es complicado, este año la convivencia está siendo muy buena”.

Además, “hay un objetivo colectivo que nos une, que es mantener la plaza. A partir de ahí, vamos a luchar por todo lo que podamos conseguir”.

A nivel personal, Jeremy lo tiene claro. “Quiero seguir progresando y, si puede ser, dentro del C.B. Santa Cruz”. Y es que para él “el baloncesto ha sido el motor de mi vida. Desde que tengo uso de razón quiero jugar”. Y sobre todo, jugar bien. Recuerda cómo siempre quiso jugar de base pero reconoce que, en su momento, carecía de las condiciones para ello. Entonces entró en juego su padre y le recomendó ver vídeos de Tony Parker. Lo estudió en profundidad y “aprendí mucho viéndolo jugar. Empecé a mejorar poco a poco”. Y ahí Jeremy encontró a uno de sus referentes.

Nació en el año 2000, el 15 de julio. Esa época del año en que todos los equipos deportivos ya tienen casi claro cuál va a ser su plantilla y él es uno de esos jugadores que siempre está.

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