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Edinho Kongo: “Hay que trabajar en la cancha con la misma intensidad que en la vida”.

Tiene casi 19 años (abril de 2004) y con su 2,03 de altura, este pívot nacido en la República Democrática del Congo quiere comerse el mundo. Llegó al Club Baloncesto Santa Cruz en el 2020, directo al equipo junior y cuando también con el Primera Autonómica. Un año que recuerda especialmente, ya que se clasificaron para el campeonato de Canarias.

La relación de Edihno Kongo con el baloncesto no es de primer amor. Recuerda que “empecé jugando al fútbol como la mayoría de niños africanos. Pero yo vivía entre la frontera de Angola y Congo, y un día unos amigos congoleños me invitaron a jugar un partido de baloncesto infantil. Hasta ese día no había pisado una cancha de basket”.

Pero lo cierto es que, desde ese día, no ha dejado de pisar una. Tras esas primeras experiencias, se unió al ASB Soyo, un equipo de baloncesto congoleño. “Ahí tuve mucha ayuda de mis entrenadores, Odette y Mohammed”, recuerda.

De ahí, recaló en La Palma, en la Escuela de Baloncesto Felipe Antón, y ahora en el CB Santa Cruz, donde cumple una nueva etapa jugando con el Inmobiliaria Gálvez Santa Cruz en Liga Eba. Una categoría que “tiene mucho nivel, es más competitiva que el resto”. 

Dice Edinho que se enfoca en trabajar día a día para estar en forma y “tratando de convertirme en mejor jugador, es ser siempre mejor que el día anterior”. Un compromiso con la disciplina que, afirma, “es la llave de todo. Hay que trabajar en la cancha con la misma intensidad que en la vida” Y por eso espera seguir jugando al baloncesto de manera profesional y poder llegar a las categoría de mayor nivel. Asegura, entre risas, que “espero que el baloncesto me devuelva todos los sacrificios que yo le he dado”.

Se fija mucho en los jugadores de la vieja escuela y también muy heterogéneos: “Hakeem Olajuwon, porque tenía un millón de movimientos, y también Dikembe Mutombo (jugandor congoleño que jugó en la NBA 18 temporadas)”. De Kevin Durant le gusta su fade away; de Antetokounmpo, su agresividad, de Joel Embiid dice que “es muy parecido a Olajuwon, un crack”.

Se encuentra contento en el Club Baloncesto Santa Cruz. “Me siento bien, Es un club que tiene muy buena formación, entrenadores y jugadores. Me han ayudado a crecer como jugador”. Y estamos convencidos de que Edinho Kongo tiene mucho y muy bueno que aportar.

 

Fran Moure, la apuesta por el trabajo duro para “poder ser un mejor jugador”.

Fran Moure es uno de esos jugadores que hace equipo. Llegó a las filas del Club Baloncesto Santa Cruz procedente del Dadarmo de Güímar, tras una temporada de haber jugado en Liga EBA, por lo que su experiencia fue un punto a favor de su contratación. Y es que, además, Moure fue uno de los protagonistas del ascenso del equipo (hoy Inmobiliaria Gálvez Santa Cruz) a la categoría actual, por lo que hacen, hacemos, el tándem perfecto.

Este alero de 26 años, nacido en Caracas, ya sabía con qué se iba a encontrar esta temporada: “una liga que te exige mucho física y tácticamente; tienes que estar muy bien porque compites contra muchos jugadores muy buenos y que tienen mucha experiencia”, dice Moure.

Desde que empezó a jugar al baloncesto- recuerda que fue con once años y en el colegio- Moure no se imagina sin este deporte en su vida. “Lo significa todo; es mi vida”, afirma. Por eso trabaja día a día para “poder se un mejor jugador y que marque la diferencia. Ése es ahora mi objetivo”.

Sin referentes pero curioso, se fija en cómo juegan otros. “Estudio los movimientos, por ejemplo, de Rodnan, Smart y Beverly. Son jugadores más defensivos y eso me gusta mucho”.No es fácil hacer del deporte tu forma de vida; lo principal es la motivación y la dedicación.

En este sentido, dice Fran que a él lo que le ayuda, y lo que aconseja, es “trabajar mucho y no rendirte jamás, porque los buenos logros son difíciles”.

 

 

 

 

 

Bigus Bangoura, un jugador de equipo.

Es la última incorporación al Inmobiliaria Gálvez Santa Cruz en un momento en el que el equipo necesita de todo y de todos para mantener la categoría. Una situación que no asusta a Bigus, cuya concepción del baloncesto se basa en el trabajo constante; en la mejora del día a día.

Comenzó a tomarse el juego en serio cuando tenía 14 años y “por culpa” de su hermano mayor, Baidir. “Íbamos al patio trasero y jugábamos baloncesto durante horas, en las que él me mostraba los fundamentos del juego y creaba la pasión que tengo hoy por el Basket”.

Sus objetivos en el baloncesto los tiene claros y pasan, fundamentalmente por que su familia y seres queridos se sientan orgullosos de él. “Esa motivación me permite esforzarme para ser la mejor versión que puedo ser”. Y ese es también el mejor consejo que le puede dar a quienes se quieran dedicar a esto de la canasta, sobre todo los más pequeños. “Hay que mantenerse creativos y siempre hay que creer que son capaces de más de lo que les dice”, asegura, para añadir que “no hay que compararse con los demás sino competir contigo mismo”. 

Bigus se formó en Canadá pero recaló en el baloncesto español la temporada pasada, en el club valenciano L’Alcora. Tras negociaciones con su agente llegó a Tenerife hace apenas dos semanas para integrarse en la plantilla del Inmobiliaria Gálvez Santa Cruz. “Desde que llegué, todos han hecho que sea una prioridad hacerme sentir parte de esta familia y equipo. Estoy realmente agradecido de haber encontrado un gran club y buena gente”.

Bigus y el juego.

Tiene 26 años. Mide 1,93 y su posición en la cancha es alero. Señala Bigus que la principal diferencia del baloncesto europeo con otros países es la concepción del juego. “El baloncesto español está basado en la cohesión de grupo y en los movimientos y eso hace que hasta el jugador más débil del equipo siga siendo una parte muy importante”. Mientras que en Norteamérica o Canadá se fomenta más el talento individual, en España “la dinámica de equipo es el factor decisivo en un partido”.

No es de extrañar, por tanto, que las jugadas favoritas de Bigus en este momento sean las que involucren al grupo. “Compartimos muy bien el balón como equipo y nos sentimos muy bien cuando jugamos cohesionados”.

Referentes

Es curiosa la respuesta de Bigus cuando se le pregunta por un referente en el baloncesto. En este caso son dos y son sus agentes deportivos: José y Alex Arias. Y su razonamiento es sencillo: “Fueron dos de las primeras personas que creyeron en mí como atleta profesional y vieron valor en mí”, dice. “Me han dado todas las herramientas y recursos que necesitaba para permitir crecer y tener éxito y son la razón de que esté ahora mismo en Tenerife. Por cierto, Alex Arias acaba de ser nombrado asistente de entrenador del Svendborg Rabbits de Dinamarca. De él dice Bangoura que “tiene una ética de trabajo increíble y realmente se merece esta oportunidad”.

La vida actual de Bigus Bangoura en Tenerife es, por ahora, rutinaria. Mucho trabajo físico, dieta y entrenamientos de equipo. Eso sí, estudia todos los días español on line. Así que el futuro del Inmobiliaria Gálvez Santa Cruz y el de Bigus están ligados.

Galvez Gestion Inmobiliaria patrocinador Club Baloncesto Santa Cruz de Tenerife

Ben Merabli: “El trabajo duro supera al talento”.

La relación de Ben Merabli con el Club Baloncesto Santa Cruz comenzó con un enfrentamiento: el partido contra el Club Baloncesto Evecan en la final a ocho por el ascenso a Liga EBA en mayo de 2022. Y ahí dijimos: si no puedes con tu enemigo, únete a él.

Ben empezó a jugar al baloncesto a los siete años, pero casi desde la cuna ha estado relacionado con este deporte, ya que su padre fue jugador profesional en Francia. “A los siete años me llevó a un campamento de baloncesto para niños, pero realmente fui a todos sus partidos desde que nací”, recuerda.

A partir de ahí, ha hecho carrera en la cancha. Ha jugado en varios equipos, tanto en Francia como en España, e incluso tiene experiencia en la Liga EBA, ya que jugó en Girona. El año pasado recaló en el equipo grancanario y parece que ha llegado para quedarse. “Después del partido de la fase final, quería quedarme en las Islas. Vivir en Las Palmas fue una experiencia increíble y quería tener los mejor de ambos mundos: jugar a un nivel superior y descubrir otra isla”. Reconoce, eso sí, que no fue una elección complicada: “La vida es buena aquí; me encanta el sol todo el año”, bromea.

Francés; 26 años; mide 2.06 metros y juega de alero pívot. Es un jugador versátil en ataque y sólido en defensa, y tiene algo muy importante en un jugador: gran capacidad de adaptación. Algo que, según dice, le ayuda no solo en la cancha sino en su día a día. “He viajado mucho, por lo que salir de mi zona de confort y adaptarme a un entorno nuevo no es problema para mí”.

La filosofía de Ben se basa en el trabajo duro; en el compromiso. Y ese es el mejor consejo que se le puede dar a los chicos y chicas que comienzan en el baloncesto. “El trabajo duro supera al talento”, afirma, “Hay que trabajar en el juego incluso cuando nadie te está mirando. Invertir en ti mismo es la única manera de crecer y nadie hará eso por ti”.

Tiene varios referentes en el basket. Sus jugadores favoritos son Kobe Bryant y Kevin Durant. Destaca de ellos que “su prioridad era convertirse en la mejor de sí mismos”. Dice lo mismo de Kevin Garnett: “Me inspiró a ser el jugador que soy hoy”.

Quizás por esto Ben es uno de los defensores de que el baloncesto es ese deporte abierto y accesible: “No importa de qué clase social vengas ni cuántas probabilidades haya en tu contra. No puedes dejar que nadie te diga lo contrario: sé tu mejor apoyo y te darás cuenta de que puedes lograr cualquier cosa que te propongas”.

Su objetivo es lanzar este mensaje de superación e inspirar a la gente a lograr sus objetivos. No solo en la cancha. También en la vida.

Erkam Kiris: “Espero jugar algún día en la selección turca”.

Baloncesto y familia son dos conceptos que van unidos para Erkam Kiris. Habla de sus padres y de sus hermanos como la columna vertebral de su carrera en el deporte. “Mi familia ha sacrificado mucho de su tiempo y esfuerzos para que yo me convierta en un jugador de baloncesto y no quiero decepcionarlos”.

 
Tiene objetivos ambiciosos: “Mi padre siempre quiso verme jugar en la selección turca y espero hacerlo algún día”. Por lo pronto, sigue trabajando día a día para seguir mejorando y tiene al mejor crítico muy cerca: su hermano Esad, ex jugador de baloncesto. “Ve lo que hago bien y mal y me dice en qué tengo que mejorar. Hasta el día de hoy todavía me ayuda en todos los aspectos de la vida”. Y por eso, también, su referente en este deporte se queda en casa. “Esad es mi ídolo en el baloncesto”.
Tiene 24 años y recuerda que empezó a practicar a los 10 años mientras veía jugar a Esad en los mejores clubes de Turquía, como el Anadolu Efes o el Fenerbahce. Hace unos años recaló Erkam en la liga española en la que se siente muy cómodo: “España es un país que ha dominado el baloncesto europeo porque aquí se juega un baloncesto muy técnico y orientado a los detalles. Los entrenadores y jugadores son muy profesionales dentro y fuera de la cancha”.
 
Erkam y el Club Baloncesto Santa Cruz
 
Ahora forma parte del Club Baloncesto Santa Cruz en una temporada en la que “las metas son importantes”. Fue una llamada del directo técnico del club, David Hernández, la que le hizo decidirse este verano por venir a Tenerife. “El C.B. Santa Cruz tiene una gran historia y pensé que era la oportunidad perfecta para mejorar mi baloncesto y mis habilidades, y ayudar al equipo a alcanzar sus objetivos”.
Compagina sus estudios con la práctica del baloncesto. Perot también busca momentos para disfrutar de la Isla. “Me gusta ir a la playa, disfrutar del clima y descubrir las vistas que Tenerife tiene para ofrecer”.
 
Y es que el trabajo, porque el baloncesto es un trabajo, no puede ser incompatible con pasarlo bien haciendo lo que te gusta. “El baloncesto es como todo en la vida: requiere mucho trabajo, sacrificio y dedicación. Pero si estás disfrutando de lo que estás haciendo, se vuelve más fácil manejar las cosas”. 
 
Una buena filosofía dentro y fuera de la cancha. 
 

Juan Villamandos: “Trabajo día a día para seguir mejorando”.

Este lagunero de 19 años llegó al Club Baloncesto Santa Cruz hace ya algunas temporadas para jugar en categoría preinfantil. Fue mejorando y ascendiendo con el tiempo, hasta que la pandemia hizo estragos en nuestras vidas. En ese momento, recaló en las filas del CB La Matanza para  jugar su último año de junior, pero ahora ha vuelto a su casa para formar parte del ambicioso proyecto del Inmobiliaria Gálvez Santa Cruz de Liga EBA.

Juan tuvo la oportunidad de disputar ya algunos minutos en EBA el año pasado, por eso la categoría no lo es desconocida. “En EBA hay una gran igualdad en la competitividad, y ves que todos los equipos te pueden ganar. Además, hay muy buenos jugadores”, dice. 

Quizás pasar de cierta categoría ya te hace plantearte tomarte el baloncesto de manera profesional; lo cierto es que jugar en EBA ya es un gran paso. “Trabajo día a día para seguir mejorando”, asegura Villamandos. Porque “espero alcanzar el mayor nivel posible”.

 

Y ese es el quid de la cuestión: el trabajo. El baloncesto es uno de esos deportes en el que las cualidades de base deben unirse a la técnica, y eso requiere una gran disciplina y compromiso. Es uno de los consejos que puede darle a los más jóvenes: “Tienen que divertirse sobre todo, pero si tienen unos objetivos reales hay que trabajar mucho para conseguirlos”. 

 

Eso sí, también recuerda que “muchas veces es difícil llegar a según qué expectativas, pero si no lo intentas, si no trabajas, nunca sabrás si puedes alcanzar tus metas”.

Y es precisamente la diversión lo que llevó a Juan a empezar a jugar la baloncesto, y toda la experiencia acumulada lo que le anima a seguir disfrutando hoy de este deporte que “me ha dado muchas experiencias; y también salud. Son muchas cosas positivas las que relaciono con el baloncesto”.

Base de 1.87 de estatura, es uno de esos jugadores con mucho potencial, polivalente, que se transforma cuando entra en el parqué. No en vano, si le preguntas por algún referente, la respuesta no es quién, sino cómo: “ Me gusta el juego llamativo, vistoso”.

Compatibiliza sus estudios de Ciencias Ambientales con ese baloncesto que le gusta. Y ahora que Juan ha vuelto a su casa, disfrutamos nosotros de ese juego y de un jugador con los pies en el suelo excepto cuando salta para encestar

 

Joel Juárez: “Hay que jugar para el grupo y no solo preocuparte por tus propias estadísticas”.

La historia de Joel y el baloncesto viene de familia. Empezó a jugar a instancias de su madre, que también jugaba, y que vio en su hijo las cualidades necesarias para poder practicar este deporte.

Esto hizo que pasara sus años de formación en el Juventud de Badalona, una etapa que le permitió estar presente en las convocatorias de las selecciones española y catalana en diferentes categorías.

Joel Juárez es una de las caras nuevas que se han incorporado en esta etapa del Inmobiliaria Gálvez Santa Cruz, pero no es, en absoluto, un desconocido para la categoría EBA. Alero de 1.92 de estatura, y 20 años, viene de las filas del Náutico de Tenerife, equipo en el que recaló después de una temporada con el Guadalajara de Liga EBA.

 

Ahora, en nuestro club, “puedo seguir teniendo la oportunidad de seguir en la categoría y en la Isla”. Dice Joel que espera llegar al máximo nivel que sea posible en el baloncesto. A eso se dedica en su día a día: “Voy al gimnasio, hago ciclo, entreno con el equipo mini del club y tengo los entrenamientos propios del Inmobiliaria Gálvez Santa Cruz”.

Se entrega a fondo porque sabe lo que es jugar en EBA: “Es una liga muy competitiva; todos tienen la oportunidad real de ganar a todos y hay una cierta igualdad, y por eso implica más exigencia a la hora de jugar, de prepararte”.

Joel y el baloncesto

“El basket me ha dado muchas experiencias y, sobre todo, muchas amistades a lo largo de los años”, destaca Joel. Y es que a pesar del nivel de exigencia y compromiso que tiene Juárez con el baloncesto, no se olvida de disfrutar. Ese es, precisamente, uno de los consejos que lanza a los más pequeños. Curiosamente coincide con todos sus compañeros en eso: “ A los que empiezan les diría que disfruten del camino que les queda por delante y que no se vengan abajo cuando vengan mal las cosas”.

Recalca, además, lo que siempre ha identificado al baloncesto por encima de todas las cosas: el trabajo en equipo. “Hay que jugar para el grupo y no solo preocuparte por tus propias estadísticas”. Es por esto que no sorprende que, cuando le preguntas por un referente en el baloncesto- aunque dice que no tiene uno concreto, se acuerde de Nicolás Laprovittola: “Juega con mucha calma y siempre por y para el equipo. Además, nunca le tiembla la mano en los momentos tensos”.

Y así es Joel Juárez en la cancha: la calma antes de la tormenta.

 

Edgar Duque: “El partido de ascenso a EBA fue una de las mejores sensaciones de mi vida”.

Edgar Duque tiene 19 años; un base de 1.85 que fue fundamental en el ascenso del Club Baloncesto Santa Cruz a Liga EBA la pasada temporada.

“Fue una de las mejores sensaciones de mi vida”, recuerda. “Tras una larga temporada con muchos altibajos, conseguir el objetivo de ascender fue una recompensa muy bonita. Fue inolvidable”.

Lleva jugando desde los cinco años y ahora se enfrenta al reto de una liga donde “el nivel técnico y físico es muy superior; los equipos son más fuertes a todos los niveles”, dice Edgar. Pero para él no es ningún problema ya que, como el mismo reconoce, “lo que siempre he buscado jugando al baloncesto es disfrutar, pero también competir al máximo nivel”.

Ése ha sido uno de sus principales objetivos como jugador desde que tiene uso de razón; desde que empezó a jugar en el patio de su colegio un deporte del que “sigo enamorado. Todo empezó ahí y gracias a eso he conseguido muchas vivencias, viajes,… En definitiva, muchas experiencias que son las que te quedan, como el ascenso, ganar campeonatos, … También muchas amistades a lo largo de los años”.

Lleva muchos años en el C.B. Santa Cruz; desde que entró como cadete. Y afirma que “durante todo este tiempo, tanto entrenadores como jugadores me han ayudado a mejorar como jugador, pero también como persona. Me han hecho saber competir, que es lo que siempre he buscado”.

Para conseguir esto hace falta mucho trabajo personal detrás, mucha disciplina. Por eso lo que recomienda a los que quieren empezar a jugar es paciencia. “No nacimos aprendidos. Hay un proceso de entreno diario y, sobre todo, la constancia para poder progresar y mejorar como jugador. Los resultados vienen solos”.

Si se le pregunta por un referente, señala jugadores con los que se identifica dentro y fuera de la cancha: “LeBron por el legado que ha construido; Pau Gasol porque es un ejemplo de esfuerzo y dedicación, y Kobe Bryant por su mentalidad de ganar, ganar, y luchar hasta el final”.

Y con estos ejemplos queda claro que a Edgar Duque le queda mucho por delante. Lo dice él mismo: “seguiré jugando muchos años más porque no me canso del baloncesto”. Y el baloncesto no se cansa de Edgar

 

 

 

Eduardo Chacón: “Soy muy competitivo; no me gusta perder ni al boliche”.

Hablar de baloncesto con Eduardo Chacón no es solo hablar de deporte, sino de filosofía de vida. Reconoce que tuvo su momento en el basket para soñar a lo grande, pero prefirió priorizar sus estudios y mirar al futuro lejos de las canchas profesionales.

Pero lo que está claro es que puede que quisiera dejar el baloncesto, pero el baloncesto nunca lo dejó ir. “El basket ha significado siempre ese algo en el que me apoyaba cuando tenía algún tipo de problema, porque me ayudaba a desahogarme”, dice Chacón. Y riéndose recuerda que “era un niño muy hiperactivo y me ayudaba a soltar energía. Me sentía mejor cuando jugaba y era mi zona de confort, a la que recurría cuando lo necesitaba”.

Reconoce que su trayectoria en el baloncesto ha estado marcada por eso del “men sana in corpore sano”. El agotamiento le pasó factura hace unos años y a pesar de recibir llamadas de varios equipos de EBA y LEB Plata, decidió parar. Esta decisión estuvo a punto de ser permanente, pero “me convencieron para seguir. Volví a coger confianza, a tener ganas de jugar de nuevo, pero por mucho que me llamaron no sentí ganas de volver a jugar a un nivel superior”

Y esto nos lleva a la pregunta importante: ¿Qué espera Eduardo Chacón del baloncesto? Es contundente. “Mi único objetivo es divertirme y seguir jugando por hobby. No es mi medio de vida”. Aunque se lo llegó a plantear, “nunca perdí de vista mis estudios y el objetivo de mi futuro, que era formarme, tener una carrera y un trabajo. El basket me gusta y me divierte porque me encanta competir y no me gusta perder ni al boliche, pero ya no me lo tomo como antes”.

Tiene a su espalda el bagaje que da la experiencia de haber tomado decisiones. Si hay algo en lo que insiste es que a pesar de la pasión cestista no hay que perder el norte. “Es bastante complicado triunfar en esto y pueden pasar muchas cosas. Yo pude hacerlo y no lo conseguí porque era muy joven e inmaduro, pero afortunadamente mis padres siempre me inculcaron el no perder de vista los estudios”. 

Por eso, más que aconsejar a los pequeños que comienzan a jugar, a los que su único consejo pasa por que disfruten, Chacón se dirige a los padres para que no pierdan de vista que uno de los principales valores del baloncesto es disfrutar y hacer equipo. “Tienen que dejar que se diviertan de forma sana”.

Chacón y el C.B. Santa Cruz

No es la primera vez que Eduardo Chacón recala en el Club Baloncesto Santa Cruz pero, quizás, ha vuelto en el momento oportuno para ambos. Ahora, en el Inmobiliaria Gálvez Santa Cruz se enfrenta, como todos, al reto de la Liga EBA, una categoría “mas complicada para jugar, con unos equipo que están más preparados físicamente”.

Esto, lejos de ser un hándicap, es todo lo contrario. “Tengo muchas ganas de jugar”, dice Chacón, “de intentar hacer algo interesante con mis compañero y conseguir el objetivo que nos hemos marcado, que es mantenernos y hacer un buen papel”.

Referentes

A este alero de 1.93 le cuesta decidirse por un jugador concreto si se le pregunta por un referente. Dice que “si te gusta el basket, hay muchos jugadores y es difícil elegir”, pero al dar nombres tira del panorama patrio. Habla de Juan Carlos Navarro si toma en cuenta su faceta anotadora y lo considera uno de los grandes a nivel europeo. “No es un jugador híper físico pero tiene mucho talento”; de Ricky Rubio destaca su visión de juego, y no se olvida de Pau Gasol si lo que destaca e el movimiento al poste. Si habla de profesionalidad: Rudy Fernández. “Lo demostró en el último Eurobasket y tiene carácter, un punto chulesco con el que me siento identificado en la pista”.

No es casualidad que estos cuatro nombres tengan en común su personalidad discreta aunque en la cancha es otra cosa. Mantienen los pies en el suelo a pesar de todo, al igual que Eduardo Chacón. Sus tenis rosas lo confirman.

Eduardo Chacón: fichado